Translate

quarta-feira, 4 de fevereiro de 2009

De contornos

Es un viejo film casero que debe tener más o menos um minuto y medio de chicos bailando alguna cosa. La cámara se mueve lentamente filmando los grupos que bailan juntos, conversan, hacen monerías. Adivinamos sus expresiones más allá del film, que consigue rescatar mucho más de nuestras mentes de lo que realmente muestra.

Porque alguien que lo mira de afuera diría que son manchas, borrones. Mal se puede ver que habríamos salido de la escuela, que tenemos los uniformes. Pero reconocí a varios, seguro ese es D. con sus rulos morenos y sonrisa fácil, el otro que saluda debe ser G. Ese tipo de pareidolia, es decir, la capacidad human innata en reconocer rostros através de poquísimas informaciones, de esta vez es útil. Cuando nos hace ver una cara en las sombras de montañas de arenas de Marte, eso nos confunde. Pero ahora no. Ahora es vital para reconocer el escudo del Numen, o a M.G. haciendo una pirueta, o los rulos de D.

D. vivía tan cerca de la escuela que su casa hacía pared con ella. Si estuviésemos bien atentos, a la tarde conseguíamos tomar la leche, escuchar el timbre, salir corriendo y llegar al patio para la formación. Llegué a hacerlo una vez con él y Damián. A. dijo que otra vez también lo hizo. Pero era demasiado arriesgado para intentarlo nuevamente.

Una vez en Yerbal alguien se cayó o se tiró del tren. No osamos interrumpir la clase, pero en el recreo ese fue el tema principal.

Yo no fui al teatro Colón en la excursión. A la tarde, en casa, muy cansado, dormí más de la hora, acabé llegando tarde. Y no podía salir de la escuela, tuve tres o cuatro horas de angustia, solo entre las salas vacías. Lamento decir que ese recuerdo me persiguió en sueños varios años asociándose a un tipo de soledad obligada que me es indescriptible.

Yo fui la referencia de matemática para un buen grupo de alumnos. Pero quién realmente sabía era G. Hasta hoy me enorgullezco solo de cómo consigo explicar por qué Pi es 3,1416... aprendiéndolo con vasitos, tapitas y un cordón. Las verdades más honestas de la matemática necesitan ser enseñadas así.

En las clases de natación esperábamos aquel grito de libertad "PILETRA LIBRE!" para saltar como peces que se escapan del anzuelo vil del pescador.

Aún así, despúes de casi treinta años, debemos admitir que nuestros recuerdos son casi más borrosos que esas sombras de chicos bailando. Y peor: donde no vemos, husmeando entre nuestras memorias, los hemos rellenado de nuestra imaginación, interpretación, dudas, semi-recuerdos de cosas que nos contaron y las que realmente vimos... por ejemplo, yo realmente vi a J.P. cuando lo pusieron dentro de los neumáticos y no pudo salir y se armó una batahola. Realmente lo vi ? Mientras veo los borrones, mis recuerdos se hacen nítidos, pero al mismo tiempo desaparecen los contornos imaginarios que les hice por decenas de años.

No pude reconocerme. Algo me dice que no estoy ahí, pero me busco, me busco intentando acordarme dónde estaría, qué ropa tendría, que podría estar haciendo.

Quién era hace treinta años ? Qué es lo que tengo de ello además de un borrón ? Y cuándo conseguí definirme, cuándo conseguí los contornos ?